<<¡Y cómo osáis -dijo el señor- pedirnos sumisión!
Un gato más, de otro blasón, ¡es cuanto veo yo!
De oro veáis, o carmesí, vestido a este león,
sus garras son filo mortal que medirá con vos.>>
Y así habló, y así habló el señor de Castamere.
La lluvia ca